viernes, 1 de octubre de 2010

Ya sufriste cosas mejores que estas y vas a nadar esta ruta, hoy cuando anochezca. Tu esqueleto te trajo hasta aquí con un cuerpo hambriento, veloz. Y aquí, gracias a Dios uno cree en lo que oye. Ángel de la soledad y de la desolación, preso de tu ilusión vas a bailar. Es tan simple así, no podes elegir. Claro que no siempre, ves? Resulta bien. Atado con el doble cordel, el de simular. No querés girar maniatado, querés faulear y arremolinar. Medís tu acrobacia y saltas, tu secreto es: la suerte del principiante no pude fallar. Alguna vez, quizás, se te va la mano y las llamas en pena invaden tu cuerpo, y caes en manos del Ángel de la Soledad y el Gracias a Dios! tampoco cree en lo que oye. 

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